La Ex Hacienda del León se ubica en la periferia sur de la ciudad de…

En el corazón del altiplano tlaxcalteca, entre campos de maguey y montañas que dibujan el horizonte, se encuentra la Hacienda San Diego Baquedano, un lugar donde la historia del mezcal se entrelaza con el paisaje y las tradiciones de una región rica en cultura y biodiversidad. Este espacio, que alguna vez fue un centro agrícola y ganadero, ha renacido como un destino turístico enfocado en la producción artesanal del mezcal, la conservación del entorno natural y la difusión del patrimonio histórico de Tlaxcala.
Hacienda San Diego Baquedano es mucho más que una productora de mezcal: es un santuario de la memoria rural tlaxcalteca, un modelo de sustentabilidad agroecológica y una experiencia viva que conecta al visitante con la esencia más pura del altiplano. Un destino para redescubrir el valor de la tierra, el trabajo colectivo y la magia del agave.
Una hacienda con raíces profundas
La historia de la Hacienda San Diego Baquedano se remonta al siglo XIX, cuando fue establecida como una propiedad agrícola dedicada al cultivo de maguey y a la producción de pulque, bebida ancestral del altiplano mexicano. Con el tiempo, y siguiendo los procesos naturales de transformación cultural, la hacienda fue adaptando su producción hacia el mezcal, manteniendo las técnicas tradicionales y respetando el ritmo que marca la tierra.
A diferencia de otras haciendas que quedaron en el olvido tras el Porfiriato y la Revolución Mexicana, San Diego Baquedano logró conservar su estructura arquitectónica original, incluyendo sus muros de adobe, arcos coloniales, corrales y hornos de piedra. Esta preservación convierte al lugar en un auténtico testimonio de la historia rural de Tlaxcala.
Una experiencia para el viajero curioso
Visitar la Hacienda San Diego Baquedano es emprender un recorrido inmersivo por la historia del mezcal en Tlaxcala, desde la tierra donde crece el agave hasta la copa que lleva su esencia. La experiencia comienza con un paseo por los campos de maguey, donde el visitante aprende sobre las variedades nativas utilizadas para la producción: principalmente el maguey manso, papalometl y pichomel, que crecen de forma silvestre y tardan entre 8 y 12 años en madurar.
Las visitas guiadas, ofrecidas por expertos locales, explican paso a paso el proceso de elaboración del mezcal: desde la jima (la recolección del corazón del agave), la cocción en hornos cónicos de piedra, la fermentación natural en tinas de madera, hasta la destilación en alambiques de cobre. A lo largo del recorrido, los visitantes descubren que el mezcal de San Diego Baquedano no es una bebida industrial, sino el resultado de un profundo conocimiento ancestral transmitido de generación en generación.
Uno de los momentos más esperados de la visita es la cata de mezcales, donde se aprecian las sutilezas del producto final. Cada copa revela notas ahumadas, herbales, florales o terrosas, dependiendo del tipo de agave y del tiempo de reposo. Además, se pueden degustar mezcales jóvenes, reposados e incluso algunos infusionados con frutas y hierbas locales.
Tradición y sustentabilidad
Uno de los aspectos que distingue a la Hacienda San Diego Baquedano es su compromiso con el medio ambiente. En una época donde el crecimiento descontrolado ha llevado al deterioro de muchas regiones mezcaleras, esta hacienda apuesta por un modelo de producción sustentable. Se promueve la reforestación de agaves silvestres, la rotación de cultivos y el respeto por los tiempos naturales de maduración, evitando prácticas agresivas o aceleradas.
Asimismo, parte de la filosofía del proyecto es el trabajo comunitario. La hacienda colabora activamente con productores, campesinos, artesanos y cocineras tradicionales de la región, generando un círculo económico justo y solidario. El turismo que llega a San Diego Baquedano no solo encuentra un producto de calidad, sino una red viva de relaciones humanas que sostienen la identidad del lugar.
Entre magueyes y volcanes
El entorno natural que rodea la hacienda es otro de sus grandes atractivos. San Diego Baquedano se encuentra en una zona privilegiada, desde donde es posible contemplar los volcanes Malinche, Popocatépetl e Iztaccíhuatl. La altitud, el clima templado y la riqueza del suelo convierten a este paisaje en un escenario ideal para caminatas interpretativas, paseos a caballo y fotografía de naturaleza.
En los alrededores, se pueden observar aves, liebres, reptiles y flora nativa como encinos, jarillas, ocotes y plantas medicinales. Algunas de las actividades ofrecidas por la hacienda incluyen talleres de herbolaria, recorridos botánicos y sesiones de temazcal, conectando al visitante con los saberes tradicionales que dan sentido a la vida rural.
Gastronomía local y productos artesanales
La visita a la hacienda se complementa con una oferta gastronómica basada en la cocina tradicional tlaxcalteca. En el comedor de la hacienda se preparan platillos como mole de guajolote, mixiotes de carnero, tlacoyos de alberjón, quelites y calabazas en pipián. Todo acompañado, por supuesto, de mezcal artesanal servido en jícaras o copas de barro.
Además, en la tienda de la hacienda se pueden adquirir productos derivados del agave como mieles, jarabes, cremas corporales, velas aromáticas y fibras tejidas por manos locales. Cada producto refleja el espíritu del lugar: trabajo cuidadoso, respeto por la tierra y amor por las tradiciones.
Cómo llegar y cuándo ir
La Hacienda San Diego Baquedano se encuentra en el municipio de Terrenate, Tlaxcala, a poco más de una hora y media de la Ciudad de México y a solo 45 minutos de la ciudad de Tlaxcala. El acceso es sencillo tanto en vehículo propio como por medio de agencias que ofrecen recorridos especializados desde la capital del estado.
Aunque se puede visitar durante todo el año, la temporada más recomendable es entre los meses de abril a octubre, cuando el campo de maguey se muestra verde y exuberante, y las condiciones climáticas son ideales para actividades al aire libre.
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