Skip to content

Enclavada en los paisajes altos de Comitán, Chiapas, la Hacienda San Antonio Chacacalco es uno de esos sitios donde la historia, la naturaleza y la arquitectura se entrelazan para ofrecer al visitante una experiencia única. Con raíces que se remontan al siglo XIX, esta hacienda conserva no solo el esplendor de su pasado agroindustrial, sino también el espíritu de una época donde el trabajo de la tierra definía la vida cotidiana. Su nombre proviene del maya, posiblemente de las palabras “chac” (rojo) y “calco” (lugar de piedras), lo que sugiere una herencia cultural que antecede incluso a la época colonial.

El paisaje que rodea la hacienda es un mosaico de cerros, vegetación exuberante, cielos despejados y un clima templado que favorece tanto el cultivo como el descanso. Su ubicación a más de mil metros sobre el nivel del mar le da un aire puro y fresco, muy distinto al de otras zonas más cálidas del estado. En este entorno privilegiado, la hacienda fue concebida como un centro de producción agrícola que con el paso del tiempo se transformó en un sitio de hospitalidad y contemplación.

Un origen ligado a la tierra y a la historia

Durante el siglo XIX, San Antonio Chacacalco se consolidó como una de las propiedades rurales más importantes del oriente chiapaneco. Su auge se debió al cultivo de productos como el maíz, la caña de azúcar y el café, aprovechando las condiciones climáticas y del suelo de la región. Como muchas haciendas del sureste mexicano, operaba con una estructura de autosuficiencia: tierras de cultivo, casas para trabajadores, almacenes, trapiches y un casco principal que servía como centro administrativo y residencial.

La hacienda vivió su época de mayor esplendor a finales del Porfiriato, cuando los caminos de exportación se ampliaron y el café chiapaneco comenzó a llegar a puertos del Golfo y del Pacífico con destino a Europa. Como muchas otras fincas de la región, San Antonio Chacacalco no estuvo exenta de los vaivenes de la historia: durante la Revolución Mexicana, sus terrenos fueron parcialmente expropiados y el lugar sirvió como refugio de tropas y campesinos. A pesar de estos cambios, logró conservar su estructura básica y fue adaptándose con los años a las nuevas dinámicas sociales y económicas del campo chiapaneco.

Arquitectura con alma

Uno de los aspectos más notables de esta hacienda es su arquitectura. El casco principal conserva muros de adobe reforzado con piedra, techos altos, amplios corredores y patios centrales. Los espacios interiores, sobrios pero elegantes, reflejan la sobriedad del estilo colonial tardío con toques neoclásicos. A diferencia de otras haciendas mexicanas que han sido convertidas en hoteles de lujo, San Antonio Chacacalco mantiene un aire más íntimo y auténtico: sus restauraciones han respetado los materiales originales, como la teja de barro, los pisos de ladrillo y las vigas de madera.

El visitante se encuentra con una casa que habla del pasado, pero sin caer en la ostentación. Cada cuarto, cada rincón de la hacienda cuenta una historia. Hay una pequeña capilla con imágenes centenarias, un patio de cítricos donde aún se cosechan naranjas y limones, y una antigua cocina de fogón que hoy funciona como espacio de encuentro cultural.

Naturaleza viva y actividades sustentables

Uno de los grandes atractivos de San Antonio Chacacalco es su integración armónica con el entorno natural. Rodeada de bosques, colinas y pequeños manantiales, la hacienda ofrece la posibilidad de realizar caminatas, recorridos a caballo, paseos en bicicleta de montaña y talleres de agricultura orgánica. El sitio ha conservado buena parte de sus tierras de cultivo, donde aún se siembran hortalizas, café y maíz de forma tradicional, sin el uso de agroquímicos.

Estas prácticas sustentables no solo garantizan la conservación del medio ambiente local, sino que también alimentan la propuesta gastronómica del lugar. La comida que se ofrece en la hacienda es elaborada con ingredientes frescos del mismo predio o de comunidades cercanas, lo que fortalece el vínculo entre turismo y economía regional. El visitante puede disfrutar de platillos chiapanecos como tamales de chipilín, tasajo con chirmol, caldo de piedra y el infaltable café orgánico de altura.

Cultura y memoria en cada rincón

Más allá de su belleza natural y su arquitectura, la Hacienda San Antonio Chacacalco funciona también como un espacio de memoria y de diálogo con el pasado. Algunas habitaciones han sido acondicionadas como pequeñas salas museográficas que exhiben herramientas agrícolas antiguas, documentos históricos y fotografías en blanco y negro de los antiguos trabajadores y propietarios. Este acervo, aunque modesto, permite al visitante comprender la dimensión humana de la hacienda: su vida cotidiana, sus tensiones sociales, su papel en la historia regional.

Además, la hacienda organiza ocasionalmente talleres y eventos culturales en colaboración con artistas, artesanos y promotores del patrimonio local. Estas actividades incluyen lectura de poesía, presentaciones de marimba, danzas tradicionales y exposiciones de arte popular. Todo ello contribuye a reforzar la identidad cultural de la región y a proyectar un turismo más respetuoso y enriquecedor.

Una experiencia auténtica

Visitar la Hacienda San Antonio Chacacalco no es solo hospedarse en un sitio con historia, sino vivir una experiencia donde el pasado y el presente dialogan con naturalidad. Quienes llegan hasta aquí suelen hacerlo buscando tranquilidad, contacto con la naturaleza, comida de verdad y un ritmo de vida más lento, más humano. Lejos del bullicio turístico de otras zonas, esta hacienda ofrece silencio, paisajes, relatos orales y la sensación de habitar un tiempo diferente.

Por sus valores culturales, su belleza arquitectónica, su compromiso ambiental y su conexión con las comunidades cercanas, la Hacienda San Antonio Chacacalco es hoy un ejemplo notable de turismo rural con identidad. Es un lugar que respira Chiapas en cada piedra, en cada flor, en cada taza de café.

Hacienda San Antonio Chacacalco

Comments (0)

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Back To Top