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En el municipio de Jantetelco, al oriente del estado de Morelos, se encuentra una de las haciendas más representativas del periodo virreinal tardío y del auge agrícola porfirista: la Hacienda Santa Ana Tenango. Esta antigua propiedad, que alguna vez funcionó como uno de los ingenios azucareros más importantes de la región, guarda en su arquitectura y su historia el testimonio de siglos de transformación social, económica y cultural.

Hoy, aunque en estado parcial de conservación, sigue siendo un punto de referencia patrimonial, un símbolo del pasado productivo morelense y un sitio de interés para visitantes que desean explorar la ruta histórica del sur.

Un origen colonial ligado al desarrollo cañero

La Hacienda Santa Ana Tenango fue fundada en el siglo XVIII, en un momento en que el sistema hacendario novohispano se expandía por todo el actual estado de Morelos, aprovechando la fertilidad de los valles y la abundancia de agua para el cultivo intensivo de caña de azúcar. Como otras grandes haciendas de la región, Santa Ana Tenango funcionaba como un centro de producción que concentraba tierras, fuerza de trabajo y maquinaria para procesar la caña en ingenios y destilar aguardiente, piloncillo y azúcar.

Durante el siglo XIX, con la liberalización de las leyes agrarias y el fortalecimiento del latifundismo, la hacienda pasó a manos de familias poderosas que consolidaron su poder económico y político. En esta etapa se construyeron muchas de las estructuras que hoy aún pueden apreciarse: un casco principal con fachada de cantera, patios interiores, corredores con arcos, la casa de administración, zonas para peones, corrales y, sobre todo, el área del ingenio, donde se localizan los restos de chimeneas y ruedas hidráulicas utilizadas en el procesamiento de la caña.

La hacienda también contaba con una capilla dedicada a Santa Ana, que ofrecía servicios religiosos tanto para la familia hacendada como para los trabajadores y sus familias. Esta capilla, de estilo sobrio pero con detalles barrocos, es uno de los elementos mejor conservados del conjunto y aún se utiliza en celebraciones religiosas locales.

Testigo de la transformación agraria

La Hacienda Santa Ana Tenango fue, como muchas otras, afectada por las luchas agrarias de principios del siglo XX. En la región de Jantetelco, las tensiones entre hacendados y comunidades campesinas fueron intensas, pues muchas tierras comunales habían sido absorbidas por los latifundios, desplazando a los pueblos originarios y reduciendo su acceso a los recursos.

Durante la Revolución Mexicana, el Ejército Libertador del Sur, comandado por Emiliano Zapata, realizó múltiples incursiones en la zona y Santa Ana Tenango fue ocupada en más de una ocasión como parte del proceso de desarticulación del poder hacendario. Las tierras de la hacienda fueron eventualmente expropiadas y repartidas entre ejidatarios, y el ingenio dejó de funcionar como unidad productiva.

A pesar del deterioro sufrido en décadas posteriores, muchas de sus estructuras se han conservado como patrimonio histórico, y el sitio es motivo de interés tanto para investigadores como para visitantes que desean conocer más sobre el pasado rural y revolucionario del estado.

Entorno cultural y rural en Jantetelco

La hacienda se encuentra en un entorno tranquilo y agrícola, donde los pueblos conservan sus tradiciones, su lengua, su fe y su conexión con la tierra. Jantetelco es conocido por su fuerte identidad campesina y por la participación de sus comunidades en los movimientos agrarios del siglo XX. Además, la zona está rodeada de atractivos naturales y culturales como cerros, ríos y otras haciendas históricas como Tenextepango, Chalcatzingo o Chinameca.

Uno de los principales atractivos cercanos es la zona arqueológica de Chalcatzingo, un antiguo sitio olmeca conocido por sus petrograbados y su importancia ceremonial. Esto permite combinar la visita a la hacienda con una experiencia más amplia que abarca desde lo prehispánico hasta el México contemporáneo.

Los pueblos que rodean la hacienda conservan calles empedradas, capillas coloniales, casas tradicionales y plazas públicas donde se celebran las principales fiestas del año.

Tradiciones que aún florecen

En la comunidad de Tenango y sus alrededores, se celebran con entusiasmo varias festividades religiosas, entre las que destaca la fiesta en honor a Santa Ana, patrona de la capilla de la hacienda, celebrada el 26 de julio. Durante esta festividad se organizan misas, procesiones, música de banda, danzas tradicionales, juegos pirotécnicos y la venta de antojitos regionales.

El carnaval es otra celebración importante, con la participación de cuadrillas de chinelos, carros alegóricos y concursos de disfraces. También se celebra el Día de Muertos con ofrendas públicas y familiares, altares decorados con papel picado, cempasúchil, comida típica y veladoras que iluminan los recuerdos de quienes ya partieron.

Estas tradiciones son expresión de una vida comunitaria profundamente enraizada, que ha sabido resistir el paso del tiempo y preservar su identidad.

Gastronomía con sabor de campo

La cocina local es reflejo de la cultura agrícola de la región. En las festividades o los fines de semana, se puede disfrutar de platillos tradicionales como mole rojo con guajolote, tamales de ceniza, tlacoyos de haba o frijol, barbacoa de borrego, cecina, y caldos de res o gallina con verduras de temporada.

También son comunes los antojitos como quesadillas de flor de calabaza o huitlacoche, tacos dorados y pambazos. Para el postre, hay dulces de camote, calabaza cristalizada, ates y frutas cocidas con piloncillo. Las bebidas incluyen atoles, chocolate caliente y aguas frescas, además del tradicional pulque que aún se produce en comunidades vecinas.

Recomendaciones para la visita

Si deseas conocer la Hacienda Santa Ana Tenango, se recomienda contactar con autoridades locales o colectivos culturales de Jantetelco, ya que algunas partes del casco pueden estar en proceso de restauración o bajo resguardo comunitario. Es ideal visitarla en fechas festivas como el 26 de julio, cuando se celebran misas y eventos alrededor de la capilla.

Lleva calzado cómodo, sombrero y protección solar, ya que el clima puede ser caluroso, especialmente en verano. También es conveniente llevar agua y efectivo, pues en muchos comercios de la zona no se aceptan tarjetas.

Aprovecha para recorrer los caminos rurales, convivir con la gente del lugar y adquirir productos locales como pan artesanal, frutas, dulces típicos y artesanías en palma o barro.

Un sitio de memoria y encuentro con el pasado

La Hacienda Santa Ana Tenango es un lugar que resguarda en sus muros la historia de una época compleja: el auge de los latifundios, las luchas por la tierra, la cultura rural y la transformación del paisaje agrario mexicano. Más allá de su belleza arquitectónica, la hacienda ofrece al visitante una oportunidad de conexión con el pasado profundo del oriente morelense, donde cada piedra y cada surco cuentan una historia de trabajo, fe y resistencia.

Caminar por sus patios y corredores es una forma de rendir homenaje a quienes vivieron, trabajaron y lucharon en estos espacios. Es, también, una invitación a redescubrir las raíces campesinas de nuestro país, a valorar su riqueza cultural y a mantener viva la memoria de una tierra que aún late con fuerza bajo el sol morelense.

Hacienda Santa Ana Tenango

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