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El noreste del Estado de México guarda tesoros históricos y culturales que son testimonio del rico pasado virreinal de la región y del impacto de una de las figuras literarias más emblemáticas de México: Sor Juana Inés de la Cruz. Conocida como “La Décima Musa,” Sor Juana vivió los primeros años de su vida en esta región, dejando una huella imborrable en su historia y patrimonio. Además, los visitantes pueden explorar antiguos monasterios, impresionantes retablos barrocos y espacios llenos de arte y tradición que transportan al México colonial.

Visitar el noreste del Estado de México es una experiencia enriquecedora que permite sumergirse en la vida y obra de una de las figuras más emblemáticas de la literatura hispanoamericana. Además, ofrece la oportunidad de admirar la grandeza del arte virreinal y de disfrutar momentos de tranquilidad en contacto con la naturaleza. Este recorrido es un homenaje al pasado y una invitación a valorar el rico patrimonio cultural y natural que aún perdura en esta región.

Tesoros Virreinales: Un Recorrido por la Arquitectura y el Arte

El arte virreinal es una característica distintiva del noreste del Estado de México, donde se pueden encontrar ejemplos fascinantes de la arquitectura y la decoración de los siglos XVI al XVIII. Los antiguos claustros dominicos y franciscanos son testigos silenciosos de la evangelización en estas tierras, mientras que los retablos barrocos del siglo XVIII ofrecen una visión del esplendor artístico que definió esta época. Estas piezas no solo reflejan una expresión estética, sino también una amalgama cultural que integra influencias indígenas y europeas.

Entre las joyas arquitectónicas de la región, destaca la Capilla Abierta de Tlalmanalco, un verdadero tesoro del arte plateresco. Construida en el siglo XVI, esta capilla es un testimonio de la fusión de estilos europeos y locales. Su diseño abierto responde a las necesidades de la evangelización, permitiendo que grandes multitudes participaran en los ritos religiosos al aire libre. Sus detalles tallados en piedra muestran una riqueza ornamental que, a pesar de su antigüedad, sigue maravillando a quienes la visitan.

Museo Casa de Madera: Arte Aplicado y Vida Cotidiana

A solo 15 kilómetros al sureste de Chalco, en la comunidad de Tenango del Aire, se encuentra el Museo Casa de Madera, otro sitio imprescindible para los amantes de la historia y el arte. Este museo alberga la segunda colección más importante de México en arte aplicado, un término que abarca muebles y utensilios cotidianos de diversas épocas. Cada pieza cuenta una historia, desde los estilos decorativos que marcaron las diferentes etapas históricas hasta los materiales y técnicas utilizadas en su fabricación.

El museo está abierto de martes a domingo, de 9:00 a 17:00 horas, y los fines de semana ofrece un servicio de restaurante, lo que convierte la visita en una experiencia cultural y gastronómica. Aquí, los visitantes no solo pueden admirar el pasado funcional de estas piezas, sino también reflexionar sobre cómo los objetos cotidianos narran aspectos de la vida de generaciones anteriores.

Hacienda de Panoaya: La Infancia de Sor Juana Inés de la Cruz

A 8 kilómetros de Tlalmanalco y a solo 2 kilómetros del centro de Amecameca se encuentra la Hacienda de Panoaya, un lugar cargado de significado histórico y literario. Esta pequeña joya arquitectónica, hoy convertida en museo, fue el hogar de Sor Juana Inés de la Cruz entre 1651 y 1656, durante los primeros años de su vida. Es en este entorno donde la futura poetisa comenzó a mostrar su genialidad, devorando los libros de la biblioteca de su abuelo y desarrollando una pasión por el conocimiento que marcaría su vida.

El museo ofrece una oportunidad única para conocer más sobre la vida de Sor Juana, desde su niñez hasta su legado literario. Los espacios conservados y restaurados permiten a los visitantes imaginar cómo era la vida en una hacienda del siglo XVII, ofreciendo una conexión tangible con la infancia de esta figura monumental de la literatura mexicana.

Parque de los Venados Acariciables: Naturaleza y Recreación Familiar

Junto a la Hacienda de Panoaya se encuentra el Parque de los Venados Acariciables, un espacio que combina naturaleza y entretenimiento. Este parque, que cuenta con un gran corral, permite a los visitantes interactuar con una variedad de animales, incluyendo venados, borregos, chivos, llamas, camellos, conejos y más. La experiencia de alimentar y acariciar a estos animales hace del parque un destino ideal para familias, ofreciendo una actividad lúdica y educativa en un entorno seguro y agradable.

El parque complementa perfectamente la visita a la hacienda, proporcionando un contraste entre la rica historia cultural de la región y la belleza natural de sus paisajes.

Un Recorrido que Une Historia, Arte y Naturaleza

El noreste del Estado de México ofrece un recorrido que combina el legado histórico y artístico de la época virreinal con la riqueza natural de sus paisajes. Desde los antiguos claustros y la Capilla Abierta de Tlalmanalco, pasando por la singularidad del Museo Casa de Madera, hasta la importancia histórica de la Hacienda de Panoaya, cada sitio narra una parte de la historia de México.

Este viaje no solo invita a explorar los lugares donde Sor Juana Inés de la Cruz dio sus primeros pasos, sino también a descubrir las múltiples capas culturales que conforman la identidad de esta región. La interacción con la naturaleza en el Parque de los Venados Acariciables añade un toque de frescura a esta experiencia, haciendo de este recorrido una opción ideal para quienes buscan conectar con la historia, el arte y la naturaleza.

Hacienda de Panoaya

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