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La Hacienda de Cuatillos, localizada en el municipio de Poanas, Durango, es uno de los ejemplos más representativos del desarrollo agrícola del norte de México durante los siglos XIX y XX. Su historia está profundamente entrelazada con el auge de la producción de trigo y maíz, además de ser un centro de identidad local para los habitantes de la región.

Hoy, este recinto conserva buena parte de su estructura original y funciona como un espacio de convivencia comunitaria, centro de producción agropecuaria y sede de eventos regionales. Su entorno natural, la hospitalidad de su gente y su cercanía con otros atractivos del sur duranguense la convierten en una parada obligada para quienes desean conocer la vida rural durangueña desde dentro.

Orígenes y auge de una hacienda cerealera

La fundación de la Hacienda de Cuatillos se remonta al siglo XIX, en un periodo en que las tierras fértiles del Valle del Guadiana fueron aprovechadas para el cultivo intensivo de cereales. Cuatillos nació como una finca agrícola de mediano tamaño, aunque rápidamente se expandió debido a la calidad de sus suelos y al acceso al agua del sistema fluvial del río Tunal. A lo largo del Porfiriato, la hacienda experimentó un importante desarrollo tecnológico, con la implementación de sistemas de riego rudimentarios, norias, molinos y silos para almacenamiento de grano. Además, se convirtió en un centro de comercio regional, exportando parte de su producción a otras regiones del país.

Después de la Revolución Mexicana, Cuatillos, al igual que muchas otras haciendas mexicanas, fue parcialmente desmantelada con la aplicación de la Reforma Agraria. Sin embargo, el casco de la hacienda se conservó y fue reutilizado como sede ejidal y centro de producción cooperativa. En décadas recientes, ha recibido restauraciones que la han mantenido en pie y funcional, convirtiéndola en un punto de referencia histórica y social para los habitantes del municipio de Poanas.

Ubicación y acceso

La Hacienda de Cuatillos se encuentra a unos 45 minutos al sureste de la ciudad de Durango, en el municipio de Poanas, cerca del poblado de Villa Unión. Se puede llegar fácilmente por la carretera federal 45, tomando después un desvío hacia la comunidad de Cuatillos. El trayecto es pintoresco, pasando por campos de cultivo, pequeñas comunidades y vistas del campo duranguense. El acceso es adecuado para vehículos particulares, aunque también se puede llegar en transporte público o en recorridos organizados desde Durango capital o Vicente Guerrero.

Atractivos turísticos y culturales cercanos

Uno de los grandes atractivos de visitar la zona de Cuatillos es su entorno rural auténtico, donde los visitantes pueden convivir con los habitantes locales y observar prácticas agrícolas tradicionales. Durante las temporadas de cosecha, el paisaje se llena de color y movimiento, ideal para fotografía y para quienes desean experimentar el ritmo de vida del campo.

Cerca de Cuatillos, en el mismo municipio de Poanas, se encuentra Villa Unión, un pueblo tranquilo con una plaza principal bien conservada, parroquia histórica y festividades tradicionales, como la feria regional en honor a San Isidro Labrador. A menos de una hora en auto se puede visitar también Nombre de Dios, uno de los Pueblos Mágicos de Durango, famoso por sus cascadas, mezcalerías, arquitectura virreinal y una rica tradición artesanal. Para los viajeros interesados en la historia religiosa y la arquitectura colonial, es un complemento ideal a la visita de Cuatillos.

Gastronomía local y productos del campo

La región de Cuatillos y Poanas es reconocida por su gastronomía sencilla pero sabrosa, basada en productos del campo y recetas tradicionales del norte. En los alrededores de la hacienda, es posible degustar gorditas de horno, asado rojo, carne seca con chile pasado, tamales de elote y empanadas dulces. En los mercados y puestos locales se pueden adquirir productos artesanales como queso fresco, requesón, cajetas, dulces de calabaza y miel de maguey. También se elabora un mezcal artesanal de excelente calidad, producido en pequeñas vinatas familiares, que puede probarse en Villa Unión o Nombre de Dios.

Durante algunas festividades regionales o eventos en la hacienda, se organizan comidas comunitarias y ferias gastronómicas, donde los visitantes pueden saborear platillos preparados por las cocineras tradicionales del pueblo.

Consejos para la visita

Consultar eventos locales puede hacer más enriquecedora la experiencia, ya que la hacienda suele ser sede de actividades culturales, ferias campesinas, cabalgatas y celebraciones patronales. Algunas cooperativas o grupos locales ofrecen recorridos por los restos de la hacienda, explicando su historia y el papel que tuvo en el desarrollo agrícola de la región. Es recomendable contactar previamente con autoridades ejidales o la presidencia municipal de Poanas.

El clima es seco y soleado la mayor parte del año, por lo que conviene llevar ropa ligera, sombrero, bloqueador solar y calzado cómodo. Aunque la hacienda no cuenta con servicio de hospedaje, en Villa Unión y Nombre de Dios hay opciones de alojamiento rústico o familiar. Como en toda comunidad rural, se aconseja ser respetuoso con el entorno y las costumbres locales.

Un rincón del campo duranguense que resguarda identidad

La Hacienda de Cuatillos no es solo una construcción antigua ni un sitio arqueológico: es un símbolo vivo del esfuerzo campesino, del paso del tiempo y de la capacidad de las comunidades rurales para preservar su historia y adaptarla a los nuevos tiempos. Visitarla es acercarse a un capítulo esencial del pasado agrícola de Durango, caminar por patios que aún conservan el aroma de la tierra húmeda y escuchar las voces que mantienen viva la memoria colectiva. Cuatillos representa lo mejor de la tradición rural mexicana: trabajo, comunidad, paisaje y dignidad. Un lugar donde el tiempo no se detiene, pero sí se honra.

Hacienda de Cuatillos

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