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En el municipio de Ayala, al suroriente del estado de Morelos, se levanta la imponente Hacienda de Cuahuixtla, uno de los espacios históricos más representativos del periodo porfirista y de las tensiones sociales que desencadenaron la Revolución Mexicana.
Su arquitectura sólida y señorial, aún visible entre ruinas y muros restaurados, contrasta con la historia de explotación que vivieron los campesinos que trabajaban sus tierras. Hoy, la Hacienda de Cuahuixtla es símbolo de memoria histórica, escenario de lucha agraria y una parada imprescindible dentro de la ruta zapatista.
Un bastión del poder porfirista
La Hacienda de Cuahuixtla fue establecida formalmente a finales del siglo XVIII, aunque su desarrollo más importante se dio durante el siglo XIX. Fue adquirida por la influyente familia Escandón, una de las principales propietarias de tierras en el estado de Morelos durante el Porfiriato. En su época de esplendor, Cuahuixtla se dedicó al cultivo intensivo de caña de azúcar, operando uno de los ingenios más poderosos de la región y controlando vastas extensiones de terreno, incluyendo tierras comunales que fueron arrebatadas a pueblos indígenas como Anenecuilco y Moyotepec.
La arquitectura de la hacienda reflejaba el poder de sus dueños: una casa grande de dos niveles, corredores amplios, arcos de cantera, patios interiores, trojes, establos, una capilla privada y zonas para el procesamiento de la caña. También contaba con cuartos para peones, caballerizas y bodegas. Se trata de un conjunto arquitectónico de gran escala, cuya distribución seguía la lógica del dominio productivo y jerárquico de la época.
Durante las últimas décadas del siglo XIX, la hacienda fue escenario de múltiples conflictos sociales debido a la expansión de sus tierras y a la marginación de las comunidades vecinas. Fue precisamente en esta zona donde el joven Emiliano Zapata comenzó a organizar la resistencia campesina, al ver cómo los pueblos eran despojados de sus tierras ancestrales.
Escenario de lucha revolucionaria
En 1911, con el estallido de la Revolución Mexicana, Cuahuixtla se convirtió en uno de los primeros objetivos del movimiento zapatista. Emiliano Zapata y sus tropas, al mando del incipiente Ejército Libertador del Sur, tomaron la hacienda como parte de su estrategia de recuperación agraria. La ocupación no solo fue simbólica, sino también estratégica: significó el retorno de las tierras al pueblo y el desmantelamiento del poder hacendario que había sostenido el régimen porfirista en Morelos.
La toma de Cuahuixtla inspiró a otras comunidades a levantarse y, con el tiempo, se convirtió en uno de los símbolos de la resistencia agraria. En las décadas siguientes, sus tierras fueron repartidas entre ejidatarios de la región y sus instalaciones comenzaron a deteriorarse, aunque algunas de ellas fueron reutilizadas como escuelas, bodegas o espacios comunitarios.
Un entorno marcado por la historia y la tradición
Ayala, tierra natal de Emiliano Zapata, es uno de los municipios con mayor carga simbólica e histórica del estado de Morelos. La Hacienda de Cuahuixtla forma parte de un circuito de sitios históricos que incluyen la Hacienda de Chinameca, donde Zapata fue asesinado, el Museo-Casa Zapata en Anenecuilco y diversas rutas agrarias que pueden recorrerse con apoyo de guías locales.
La región conserva un ambiente rural, con campos de cultivo, canales de riego tradicionales y pequeños pueblos que mantienen vivas las costumbres campesinas. Además, sus fiestas patronales, ferias, carnavales y danzas populares forman parte de la identidad comunitaria, transmitida de generación en generación.
Tradiciones que resisten al paso del tiempo
Las comunidades aledañas a Cuahuixtla celebran con especial fervor sus fiestas religiosas y populares. En Moyotepec, pueblo vecino, se celebra a la Virgen del Carmen en julio con procesiones, danzas de chinelos, bandas de viento, quema de castillos y antojitos tradicionales. También se conserva el carnaval, donde cuadrillas de bailarines recorren las calles al ritmo del tambor y el cornetín, vestidos con trajes coloridos y máscaras festivas.
Las fechas conmemorativas relacionadas con Emiliano Zapata, como el 10 de abril, también se celebran con actos cívicos, marchas campesinas y eventos culturales. La memoria del movimiento agrarista está presente no solo en discursos, sino en murales, placas, canciones y relatos orales.
Gastronomía campesina y sabor local
La cocina tradicional de la región mantiene su esencia campesina. Entre los platillos más comunes se encuentra la barbacoa de chivo y borrego, preparada en hornos de tierra y servida con consomé, salsa de chile pasilla y tortillas hechas a mano. También son típicos los mixiotes, los tamales de frijol, los guisos de nopales con huevo, los tlacoyos rellenos de haba o requesón y los moles de pepita.
En las fiestas se preparan antojitos como tacos dorados, sopes y quesadillas de flor de calabaza o huitlacoche. Para el postre, no faltan los dulces de calabaza, camote en miel, conservas de guayaba y las tradicionales alegrías de amaranto. Las bebidas más comunes son el atole de masa, el agua de jamaica y, en ocasiones especiales, el pulque fresco traído de comunidades cercanas.
Recomendaciones para el visitante
Si deseas conocer la Hacienda de Cuahuixtla, te recomendamos planear tu visita en coordinación con autoridades locales o grupos culturales de Ayala, ya que algunas zonas pueden estar en restauración o bajo resguardo comunitario. Es aconsejable llevar ropa ligera, calzado cómodo y protección solar, ya que el clima puede ser caluroso, especialmente al mediodía.
Una excelente opción es visitar durante las fechas conmemorativas del zapatismo, cuando se organizan recorridos guiados, exposiciones, conferencias y actividades culturales. También puedes aprovechar para conocer otros puntos históricos de la región y disfrutar de su gastronomía local en mercados y fondas populares.
No olvides llevar efectivo, ya que muchos negocios pequeños no aceptan tarjetas. Y si tienes interés en la fotografía o el arte, encontrarás en los muros de la hacienda y en los paisajes agrícolas una fuente inagotable de inspiración.
Cuahuixtla: memoria de lucha y símbolo del sur
La Hacienda de Cuahuixtla es mucho más que un vestigio arquitectónico. Es un emblema de la historia agraria de México, un testigo de las injusticias que provocaron la Revolución y un símbolo de la resistencia popular que aún late en los pueblos del sur. Visitarla no es solo una experiencia turística: es un acto de memoria, una forma de rendir homenaje a quienes lucharon por la tierra y por la dignidad del campesino mexicano.
En cada rincón de Cuahuixtla se escucha el eco de los pasos del zapatismo, el murmullo de los surcos y la voz del pueblo que no ha olvidado su historia. Caminar por esta hacienda es, en definitiva, caminar por el alma rebelde de Morelos.


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