En el corazón del municipio de Abalá, a unos 40 minutos al sur de Mérida,…

En el corazón selvático de Yucatán, donde la historia maya y la herencia colonial convergen con la modernidad, se alza Hacienda Chablé, un proyecto que representa la fusión perfecta entre restauración patrimonial, turismo de lujo y compromiso ambiental.
Ubicada a unos 50 kilómetros de Mérida, esta antigua hacienda henequenera ha sido transformada en un exclusivo resort de bienestar que respeta sus raíces y dialoga armónicamente con su entorno natural.
De finca henequenera a joya recuperada
Como muchas otras haciendas del occidente yucateco, Chablé tuvo su origen en la época colonial como una unidad productiva centrada en la agricultura, la ganadería y la explotación forestal. Sin embargo, su momento de mayor auge llegó en el siglo XIX, cuando el llamado “oro verde” —el henequén— impulsó el desarrollo económico de la región.
Durante este periodo, la Hacienda Chablé funcionó como una finca henequenera, con amplios campos de cultivo, sistema ferroviario para transporte de fibras, talleres, trojes, casas para trabajadores mayas y una suntuosa casa principal para los propietarios. Su arquitectura reflejaba el estilo neoclásico propio de la época, con arcos de medio punto, columnas, corredores sombreados y pisos de mosaico.
Pero el esplendor del henequén no fue eterno. La Revolución Mexicana, la reforma agraria cardenista y la caída de la demanda internacional provocaron la decadencia del sistema hacendario. Chablé, como muchas otras haciendas, fue abandonada a mediados del siglo XX. Por décadas, los muros se cubrieron de vegetación y el silencio sustituyó el bullicio de la actividad productiva.
Un renacimiento con sentido
Fue hasta principios del siglo XXI cuando un grupo de empresarios y arquitectos mexicanos, interesados en rescatar el patrimonio histórico con una visión sostenible y contemporánea, emprendieron la restauración integral de la Hacienda Chablé. El objetivo no era únicamente recuperar la arquitectura, sino reinterpretar su función: de espacio de producción a refugio de descanso, salud y contacto con la naturaleza.
El resultado fue Chablé Resort & Spa, un hotel de lujo galardonado a nivel internacional por su diseño, su cocina, su enfoque de bienestar y su respeto por el patrimonio. La restauración de la hacienda fue meticulosa: se conservaron las estructuras originales —la casa principal, la capilla, las antiguas fábricas de henequén— y se integraron de forma armónica nuevas villas que se mimetizan con el entorno selvático.
Bienestar, diseño y naturaleza
Uno de los aspectos más innovadores del proyecto es su enfoque en el bienestar integral, inspirado tanto en prácticas ancestrales como en tendencias de salud contemporánea. El spa del resort fue construido alrededor de un antiguo cenote, considerado sagrado por los mayas. Aquí se ofrecen ceremonias tradicionales de temazcal, rituales con hierbas locales, tratamientos de hidroterapia y terapias basadas en la medicina energética.
La arquitectura del spa, al igual que el resto del complejo, está diseñada para integrarse visual y simbólicamente con la naturaleza. Las suites están construidas con materiales de la región, tienen techos verdes, grandes ventanales, terrazas privadas y piscinas individuales que ofrecen privacidad sin romper la conexión con el paisaje.
La gastronomía también juega un papel fundamental. Bajo la dirección de chefs reconocidos, el restaurante de Hacienda Chablé apuesta por una cocina de autor basada en ingredientes locales, muchos de los cuales se cultivan en el huerto orgánico de la hacienda, uno de los más grandes en su tipo en la región. Esto no solo garantiza frescura y sabor, sino también sostenibilidad y economía circular.
Patrimonio y sostenibilidad
Lo que distingue a Hacienda Chablé de otros desarrollos hoteleros de lujo es su compromiso profundo con el patrimonio cultural y la sostenibilidad ambiental. La restauración se realizó con la asesoría de historiadores, arqueólogos y arquitectos especializados en conservación. Se respetaron las técnicas de construcción tradicionales, como el uso de piedra caliza local, morteros de cal y sistemas de ventilación natural.
En cuanto al aspecto ecológico, el complejo cuenta con sistemas de tratamiento de aguas, manejo responsable de residuos, paneles solares y políticas activas de protección de la fauna y flora del entorno. Asimismo, se promueve el uso de productos biodegradables, la reducción de plásticos y el empleo de comunidades locales, fomentando el desarrollo regional.
La relación con las comunidades mayas cercanas es parte fundamental del proyecto. La hacienda ofrece empleos con condiciones justas, apoya a artesanos locales y promueve la conservación de prácticas culturales como el bordado, la elaboración de hamacas, la medicina tradicional y la lengua maya.
Un modelo de turismo de conciencia
Hacienda Chablé ha sido reconocida por publicaciones como Condé Nast Traveler y Travel + Leisure no solo por su lujo y belleza, sino por representar un nuevo modelo de turismo de alta gama: uno que no se limita a ofrecer comodidades, sino que invita a la reflexión, al descanso consciente y al reencuentro con la historia.
A diferencia del turismo masivo, Chablé apuesta por una experiencia personalizada, íntima y respetuosa. No es un destino para quienes buscan el bullicio o la vida nocturna, sino para quienes desean reconectarse consigo mismos en un entorno de silencio, naturaleza y memoria.
Conclusión
La Hacienda Chablé es un ejemplo emblemático de cómo el patrimonio histórico puede encontrar una nueva vida sin perder su esencia. Lo que una vez fue una finca henequenera productiva, símbolo de poder económico y desigualdad social, hoy es un espacio de equilibrio, bienestar y reconexión con la tierra.
Chablé no solo rescata el esplendor arquitectónico del siglo XIX, sino que lo transforma con sensibilidad y visión de futuro. Es una invitación a vivir el lujo no como ostentación, sino como armonía con el entorno y respeto por la historia. En sus muros centenarios, sus jardines tropicales y su cenote sagrado, se respira una forma distinta de habitar el tiempo, donde el pasado y el presente se abrazan en silencio.
Comments (0)