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La Hacienda Cacaotera Finca Cholula, sede de la reconocida Fábrica de Chocolates “El Chontal”, es uno de los espacios más representativos del renacimiento del cacao tabasqueño. Se localiza en el municipio de Cunduacán, en la región de la Chontalpa, al occidente del estado de Tabasco. Este enclave es especialmente conocido por su vocación agrícola, sus paisajes tropicales y su conexión histórica con las culturas originarias que han cultivado el cacao durante siglos.
Para llegar desde Villahermosa, se toma la carretera federal 180 con dirección a Cunduacán, y desde el centro de este municipio se continúa por caminos secundarios bien señalizados hasta llegar a la finca. El trayecto en automóvil dura aproximadamente 50 minutos y atraviesa una zona de humedales, ríos y campos sembrados, que anuncian la riqueza agrícola de la región.
Origen y transformación de la finca
La Finca Cholula nació como una plantación tradicional de cacao, inserta en una región donde las condiciones climáticas, la humedad y el tipo de suelo favorecen la producción de granos de excelente calidad. Con el paso del tiempo, esta finca evolucionó de un modelo puramente agrícola a una propuesta integral que combina producción agroecológica, transformación artesanal y turismo cultural. La fundación de la Fábrica de Chocolates “El Chontal” en el interior de la finca fue un paso decisivo para consolidar esta visión. Bajo este nombre, se elaboran chocolates finos a partir de variedades criollas y trinitarias, cuidando cada etapa del proceso, desde la cosecha hasta el empaque final.
La experiencia de recorrer una hacienda viva
Visitar la Finca Cholula es una experiencia inmersiva en el universo del cacao. A diferencia de las plantaciones industriales, aquí se conserva un ambiente familiar, con recorridos guiados que permiten conocer cada rincón del proceso productivo. Se inicia con una caminata entre los árboles de cacao, donde los guías explican las etapas de cultivo, floración, polinización, cosecha y fermentación del grano. Luego, se visita la zona de secado, donde el cacao es dispuesto al sol en patios abiertos y volteado manualmente. Finalmente, el recorrido conduce a la pequeña pero eficiente fábrica donde el grano se transforma en chocolate de alta calidad, siguiendo métodos artesanales que preservan los sabores naturales y el valor nutricional del cacao.
El alma de la finca: Chocolate El Chontal
La marca “El Chontal” se ha convertido en sinónimo de calidad en el mundo del chocolate mexicano. Su nombre rinde homenaje al pueblo chontal, originario de Tabasco, que desde tiempos ancestrales ha mantenido una relación espiritual y alimentaria con el cacao. Los productos de esta fábrica son elaborados sin aditivos artificiales, con porcentajes altos de cacao, y con ingredientes locales como vainilla, canela, chile y miel. Durante la visita, se puede observar el proceso de tostado, molido, mezclado y templado del chocolate, y también participar en talleres donde los visitantes crean sus propias tabletas. Las degustaciones permiten experimentar la diferencia entre los diversos niveles de amargor, dulzor y textura, lo que despierta una nueva apreciación por este alimento ancestral.
Gastronomía local y productos derivados
Además del chocolate, la finca ofrece una muestra de la gastronomía típica tabasqueña. En su comedor campestre se pueden saborear platillos como el puchero, los tamales de masa colada, los tostones de plátano y las bebidas tradicionales de cacao como el pozol y el chorote. También es posible adquirir productos derivados del cacao como manteca pura, jabones naturales, cremas corporales y polvos exfoliantes, todos elaborados con técnicas artesanales y sin químicos industriales. Estos productos no solo tienen un valor cosmético o gourmet, sino que están cargados de historia, cultura y responsabilidad ambiental.
Educación, sostenibilidad y raíces vivas
La Finca Cholula no es solamente un espacio de producción, sino también un centro de educación ambiental y cultural. La finca organiza visitas escolares, programas de concientización sobre el valor del campo y talleres sobre prácticas agroecológicas. La sustentabilidad es un eje central en su filosofía: se emplean métodos orgánicos de fertilización, compostas naturales, rotación de cultivos y control biológico de plagas. Todo esto se transmite a los visitantes en un lenguaje sencillo pero profundo, que busca reconectar a las personas con los ciclos naturales de la tierra. En este sentido, Finca Cholula se presenta como un ejemplo de resiliencia rural y de compromiso ético con el medio ambiente.
Un entorno acogedor en plena naturaleza
El ambiente de la finca es cálido y hospitalario. Las instalaciones, aunque sencillas, están cuidadosamente diseñadas para ofrecer comodidad y contacto con la naturaleza. Senderos entre la vegetación, espacios de descanso bajo los árboles, zonas de juegos para niños y áreas de meditación convierten este lugar en un refugio para quienes buscan desconectarse del ruido urbano. Si bien no cuenta con hospedaje propio, en los alrededores hay opciones rurales y familiares que complementan la experiencia de quienes desean pasar más tiempo en la región. La cercanía con otros puntos de interés como la zona arqueológica de Comalcalco o las rutas del cacao hacen de este sitio un punto estratégico para explorar la riqueza cultural y natural del estado.
Una finca con alma y visión de futuro
Lo que distingue a la Finca Cholula es su vocación profunda por preservar lo auténtico. Aquí, el cacao no se concibe como una simple materia prima, sino como un elemento cargado de significado simbólico, cultural y espiritual. La finca y la fábrica de chocolates “El Chontal” han logrado construir una propuesta que combina tradición, innovación, comercio justo y conciencia ambiental. Visitarla no es solamente consumir un buen chocolate, sino aprender, compartir, reconectarse con la tierra y comprender que detrás de cada tableta existe un proceso lleno de respeto, esfuerzo y pasión.
La Finca Cholula es, en definitiva, un ejemplo de cómo la producción agrícola puede convertirse en una experiencia transformadora. Desde su ubicación en el fértil suelo de la Chontalpa hasta su compromiso con la historia del cacao, esta hacienda representa una invitación abierta a descubrir, saborear y valorar el verdadero origen del chocolate mexicano.
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