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Ubicada en la localidad de San Diego Buenavista, dentro del municipio de Papalotla de Xicohténcatl, la Ex Hacienda de San Diego Buenavista es uno de esos rincones del estado de Tlaxcala donde el tiempo parece haberse detenido.
En medio del altiplano central mexicano, esta antigua propiedad conserva el encanto melancólico de las construcciones rurales del siglo XIX, donde la piedra, el silencio y la luz del atardecer narran una historia que se resiste a desaparecer.
Un paisaje del altiplano
El municipio de Papalotla de Xicohténcatl se encuentra al sur de Tlaxcala, a una altitud cercana a los 2 400 metros sobre el nivel del mar. Desde sus caminos se observan amplias llanuras, sembradíos, magueyes y el horizonte recortado por los volcanes que dominan la región. En este entorno se levanta la ex hacienda, rodeada de vegetación semiseca y un aire limpio que invita a la contemplación.
El clima templado-frío, las nubes que se mueven lentamente y el rumor del viento entre los magueyes conforman un escenario ideal para quienes buscan un contacto más íntimo con el paisaje rural y la memoria histórica del altiplano.
Ecos del pasado
Aunque la historia documentada de la Ex Hacienda de San Diego Buenavista no es muy abundante, se sabe que formó parte del sistema de grandes propiedades que dominaron la vida económica y social de Tlaxcala durante los siglos XVIII y XIX. Estas haciendas se dedicaban principalmente a la producción agrícola y ganadera, y en muchos casos al cultivo del maguey y la elaboración de pulque, una de las bebidas más representativas del México antiguo y rural.
El nombre de la hacienda combina la devoción religiosa con la descripción poética del entorno: “San Diego” en honor al santo patrono, y “Buenavista” como reflejo del hermoso paraje que la rodea. Con el paso del tiempo, las transformaciones agrarias y los cambios en la propiedad rural llevaron a su abandono parcial, dejando tras de sí ruinas que hoy son testimonio del esplendor y el esfuerzo de generaciones pasadas.
Arquitectura y atmósfera
Los muros que permanecen en pie muestran el estilo típico de las construcciones del altiplano: gruesas paredes de piedra, arcos sencillos y techos altos que servían tanto para el resguardo de productos como para las labores cotidianas. Caminar por estos espacios es como recorrer las huellas de otra época, donde la vida giraba en torno al trabajo agrícola, la molienda, la crianza de animales y las celebraciones patronales.
El visitante puede detenerse a observar los restos de las estructuras, imaginar el bullicio de los trabajadores, el sonido de los animales y el movimiento del campo en plena actividad. Hoy, solo el silencio y el canto de las aves acompañan este paisaje detenido en el tiempo.
Experiencia del visitante
Visitar la Ex Hacienda de San Diego Buenavista no es una experiencia turística convencional. No hay tiendas ni guías, ni instalaciones modernas. Lo que ofrece este sitio es algo más profundo: la posibilidad de conectar con el pasado, de percibir la fuerza del entorno natural y de comprender el valor histórico y emocional de las antiguas haciendas tlaxcaltecas.
El recorrido puede hacerse a pie, con calma, permitiendo que cada muro y cada sombra cuenten su historia. La luz del amanecer o del atardecer es especialmente propicia para la fotografía, ya que resalta los tonos dorados de la piedra y la textura del paisaje. Se recomienda llevar calzado cómodo, agua y protección solar, ya que el clima del altiplano puede variar entre el calor suave y las ráfagas de viento frío.
Un pueblo con vida y tradición
San Diego Buenavista es una pequeña comunidad de apenas unas decenas de habitantes, lo que refuerza la sensación de tranquilidad que envuelve al visitante. El ritmo de vida es pausado y la gente conserva las costumbres del campo tlaxcalteca: el cultivo de maíz, el uso tradicional del maguey y las festividades religiosas que marcan el calendario local.
A pocos kilómetros se encuentra la cabecera municipal de Papalotla de Xicohténcatl, donde la herencia indígena se mezcla con las tradiciones coloniales. Su nombre, de origen náhuatl, significa “lugar de mariposas”, y cada año celebra fiestas culturales como el Festival Atltepeihuitl, dedicadas a la identidad y la memoria del pueblo.
La Ex Hacienda de San Diego Buenavista representa mucho más que un conjunto de ruinas: es un espacio de contemplación, de memoria y de diálogo con el paisaje. En su aparente abandono se encierra la belleza de lo auténtico, de aquello que no necesita artificios para transmitir su esencia.
Visitarla es adentrarse en la historia silenciosa de Tlaxcala, en los ecos de un México rural que aún respira entre las piedras y los campos del altiplano. Es un recordatorio de que la verdadera riqueza de un lugar no siempre reside en su infraestructura, sino en la capacidad que tiene de despertar emociones, de reconectarnos con el tiempo y de invitarnos a mirar el pasado con respeto y admiración.


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