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Enclavada en el corazón del Altiplano poblano, muy cerca de Atlixco, se encuentra la Hacienda Xochuca, un lugar donde el tiempo parece haberse detenido entre los campos de magueyes, las flores aromáticas y una historia que se entreteje con la tradición del mezcal poblano.
Este espacio no solo es una hacienda productora, sino también un centro de experiencias sensoriales, culturales y naturales que invita al visitante a reconectar con las raíces de la tierra y las costumbres ancestrales.
Hacienda Xochuca no es solo una productora de mezcal: es un puente entre pasado y presente, entre naturaleza y cultura, entre el aroma de las flores y el espíritu del agave. Un destino imprescindible para quienes buscan autenticidad, belleza y sabiduría ancestral en el corazón de México.
Una historia ligada al maguey
La Hacienda Xochuca tiene más de 200 años de historia. Desde su fundación en el siglo XIX, ha estado dedicada a la producción de mezcal, una bebida espirituosa con profundas raíces indígenas y campesinas. En sus inicios, el proceso era completamente artesanal, y aunque hoy ha incorporado tecnologías limpias y sustentables, gran parte del procedimiento aún conserva esa esencia rústica que permite comprender mejor el vínculo entre el ser humano y el agave.
El nombre “Xochuca” proviene del náhuatl y significa “agua de flores”, lo cual resulta muy apropiado, pues la hacienda está rodeada de jardines y campos donde florecen diversas especies, perfumando el aire y regalando un espectáculo de colores en cada estación del año.
La experiencia del visitante
Visitar Hacienda Xochuca no es simplemente recorrer instalaciones antiguas o degustar una copa de mezcal. Es sumergirse en una experiencia integral que combina turismo rural, historia, ecología y sensorialidad. La visita guiada permite al turista conocer el proceso completo de producción del mezcal, desde la siembra del maguey hasta la fermentación y destilación del corazón de la planta, llamado “piña”.
Los guías, profundamente conocedores del tema, explican con detalle las variedades de maguey utilizadas, los tiempos de maduración —que pueden llegar hasta los 12 años— y las distintas técnicas empleadas en el destilado. Todo ello con un enfoque didáctico y respetuoso hacia las tradiciones campesinas.
Uno de los momentos más valorados por los visitantes es la cata de mezcales, donde se aprende a distinguir los aromas, sabores y texturas de esta bebida. También se ofrecen infusiones y combinaciones con frutas y hierbas locales, creando una experiencia gourmet que encanta incluso a quienes no son habituales consumidores de alcohol.
Más allá del mezcal: naturaleza y sustentabilidad
Uno de los aspectos que distingue a Xochuca de otras haciendas es su compromiso con la ecología y la sustentabilidad. En un entorno donde muchas prácticas agrícolas han llevado al desgaste del suelo y la pérdida de biodiversidad, esta hacienda apuesta por técnicas respetuosas con el medio ambiente. Se promueve el uso responsable del agua, la reforestación con especies endémicas, y la integración de un sistema de producción circular que reduce al mínimo el desperdicio.
Además, Xochuca forma parte de un proyecto de turismo rural comunitario, en el que participan familias de la región, artesanos y productores locales. Esto permite que la derrama económica del turismo beneficie directamente a la comunidad y fortalezca el tejido social y cultural del entorno.
En los alrededores de la hacienda también es posible realizar actividades como caminatas guiadas entre magueyes, observación de aves, talleres de herbolaria y exploraciones fotográficas, lo que convierte a este sitio en un verdadero refugio para quienes buscan experiencias de contacto con la naturaleza.
La flor como símbolo
En la Hacienda Xochuca, la flor no solo es ornamento, sino un símbolo. Aquí se cultivan flores aromáticas y ornamentales que son utilizadas tanto en la cocina como en productos cosméticos y terapéuticos. La combinación de aromas que se perciben al caminar por los jardines es una parte esencial de la experiencia sensorial.
No es casualidad que uno de los productos estrella de la hacienda sea un mezcal infusionado con flores de lavanda y bugambilia, que ha ganado reconocimiento por su sabor delicado y su carácter innovador. También se producen jabones, aceites esenciales, cremas y pomadas naturales que utilizan extractos florales, conectando la tradición del campo con tendencias actuales de bienestar y salud holística.
Un destino para todos los sentidos
Xochuca es un lugar donde se come bien, se respira profundo y se escucha el silencio interrumpido solo por los pájaros y el viento entre los magueyes. El restaurante de la hacienda ofrece platillos regionales con ingredientes de temporada, muchos de ellos cosechados en los huertos propios. Desde una ensalada de quelites hasta un mole poblano con tortillas hechas a mano, la gastronomía de Xochuca es otro de sus grandes atractivos.
El entorno rural, lejos del bullicio de la ciudad, permite una desconexión completa, ideal para quienes buscan una escapada de fin de semana en un entorno natural. Hay áreas para descanso, espacios para eventos culturales y zonas de meditación entre plantas medicinales.
Cómo llegar y cuándo visitar
La Hacienda Xochuca se ubica a aproximadamente 15 minutos del centro de Atlixco, en el estado de Puebla, y a unos 40 minutos de la capital poblana. El acceso es sencillo, y se puede llegar en coche particular o mediante tours organizados desde Atlixco o Puebla.
El mejor momento para visitar es durante la primavera y el otoño, cuando los jardines están en plena floración y el clima es templado. Sin embargo, cada estación ofrece su propio encanto, ya sea por las flores, la cosecha del maguey o los eventos especiales que organiza la hacienda, como ferias, catas temáticas o talleres de medicina tradicional.
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