Enclavada en el corazón del paisaje rural mexicano, la Hacienda de San Rafael representa uno…

Hacienda San Pedro, también conocida como Hacienda Nuestra Señora de la Soledad, data de mediados del siglo XVII, siendo levantada a partir de 1655 bajo la gestión del capitán Alonso de Treviño. Es un lugar para no perderse.
Su construcción se extendió por casi tres décadas, culminando alrededor de 1845. A lo largo de su historia fue propiedad de varias familias, incluyendo la influyente familia Gutiérrez de Lara desde 1814. Más que una hacienda agrícola, funcionó como fortaleza: fue refugio para el general Mariano Arista y sus tropas tras un enfrentamiento con 600 comanches en enero de 1840, y resistió múltiples incursiones indígenas en ese periodo.
Época productiva y abandono
Durante su época productiva, la hacienda contaba con un ingenioso sistema de riego conectando al río Salinas, y cultivaba maíz, caña de azúcar, vid, hortalizas y frutas; además, criaba ganado, cabras y ovejas. Sin embargo, hacia mediados del siglo XX, la actividad comenzó a decaer, y en la década de los 50 la hacienda fue abandonada y fragmentada, quedando en un estado de deterioro por casi treinta años.
Rescate e integración a la UANL
En 1984, la Universidad Autónoma de Nuevo León adquirió el casco histórico y, entre 1986 y 1989, se llevaron a cabo proyectos de restauración bajo la dirección del ingeniero Jorge Tanos Kuri y el arquitecto Pedro Martínez. En 1989 se trasladaron aquí las oficinas y el acervo del Centro de Información e Historia Regional (CIHR), consolidando definitivamente el propósito cultural del recinto.
Centro cultural y museo universitario
Desde 1990, Hacienda San Pedro funciona como unidad cultural de la UANL. Es sede del CIHR y acoge diversas actividades académicas y artísticas: cuenta con salas de exposición, biblioteca especializada en historia regional, espacios para conferencias y un teatro al aire libre. Las amplias explanadas permiten realizar talleres, presentaciones y encuentros que fortalecen los lazos entre la universidad y la sociedad.
Fiesta de la Cultura Regional
Uno de los eventos más emblemáticos en la hacienda es la “Fiesta de la Cultura Regional”, iniciada en 1990 y que hoy agrupa a 16 municipios del norte de Nuevo León bajo un convenio con la UANL. Esta celebración anual destaca por promover tradiciones, manifestaciones artísticas y patrimonio local, consolidando a la hacienda como epicentro cultural regional.
Valor arquitectónico y patrimonial
Hacienda San Pedro está reconocida y protegida por el INAH, por su riqueza arquitectónica y su componente defensivo. Conserva elementos notables como el acueducto, escalinata defensiva, sistema de almacenamiento subterráneo y restos de murallas. Las restauraciones incluyeron techos, puertas y estructuras originales, revalorizando este testimonio histórico de la colonización y la frontera norte del país.
Enfoque social y humanista
La UANL ha subrayado el carácter humanista y social de este espacio. Según el rector Santos Guzmán López, sus ejes están en “el rescate, investigación y divulgación de la cultura e identidad regional”. La coordinadora Dinorah Zapata Vázquez destaca su relevancia más allá del Valle de las Salinas, consolidándose como eje de vinculación cultural para todo el estado.
Actividad cultural continua
El recinto no se limita a eventos mayores: regularmente alberga espectáculos, exposiciones temporales, talleres y actividades académicas. En fechas como junio se han presentado muestras como “Canto a Nuevo León” y presentaciones de grupos folclóricos en su teatro al aire libre.
Visitas y servicios al público
Abierto al público, Hacienda San Pedro ofrece visitas guiadas donde se recorren los espacios recuperados, se conoce su biblioteca y se aprecia la colección histórica del CIHR. Es un punto de encuentro para estudiantes, investigadores, artistas y público general, que pueden explorar múltiples facetas del patrimonio cultural regional
Un testimonio del pasado para el futuro
Hacienda San Pedro es más que un edificio restaurado: es un puente entre el pasado y el presente. Representa la historia de la colonización regional, la defensa contra incursiones, su transformación productiva y su renacimiento como espacio de conocimiento y comunidad. Hoy funciona como catalizador de identidad, memoria y expresión cultural, impulsado por la UANL en colaboración con municipios e instituciones.
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