Oculta entre encinos, campos de cultivo y el aire limpio de la región central de…

Ubicada en el municipio de Cuaxomulco, Tlaxcala, la Hacienda San Blas es un sitio lleno de historia y belleza natural que invita al descanso, la contemplación y el redescubrimiento del legado rural del altiplano.
Rodeada de bosques de pino y encino, y con vistas privilegiadas al majestuoso volcán La Malinche, esta antigua hacienda ha sido rescatada y adaptada para ofrecer una experiencia única a los visitantes interesados en el turismo cultural, la ecología y la arquitectura virreinal.
Una hacienda con siglos de historia
La historia de la Hacienda San Blas se remonta a los siglos XVII y XVIII, cuando se estableció como un centro agrícola en tierras fértiles que eran parte de los repartimientos coloniales. Durante el periodo virreinal, su producción giraba principalmente en torno al cultivo de cereales y la ganadería ovina, aunque también se explotaban pequeñas industrias textiles y de forrajes.
Los muros de piedra, los techos de teja, las puertas de madera tallada y la disposición de sus patios reflejan la arquitectura funcional de las haciendas novohispanas, pero también muestran detalles decorativos que hablan de una época de prosperidad y buen gusto. Hoy en día, estos elementos han sido cuidadosamente conservados y restaurados para preservar la identidad del lugar.
Un entorno natural privilegiado
La Hacienda San Blas se encuentra en una de las zonas más verdes y elevadas del estado de Tlaxcala, a poco más de 2,700 metros sobre el nivel del mar. Su cercanía con el Parque Nacional La Malinche le otorga un entorno fresco y boscoso que contrasta con las llanuras del centro del estado. Los paisajes de esta región son ideales para caminatas al aire libre, observación de aves y senderismo entre árboles centenarios.
Durante el amanecer y el atardecer, el volcán La Malinche se convierte en un espectáculo de luz y sombra que puede apreciarse desde los jardines y terrazas de la hacienda. Las estaciones del año transforman la apariencia del entorno: en primavera, los campos florecen; en verano, el verdor domina; en otoño, los árboles se tiñen de tonos ocres, y en invierno, las cimas se cubren de escarcha y niebla.
Arquitectura y hospedaje con identidad
La hacienda ha sido renovada con especial cuidado para ofrecer servicios turísticos sin perder su esencia. Los espacios interiores conservan los pisos de barro, las vigas de madera y las paredes gruesas que caracterizan a las construcciones coloniales, al mismo tiempo que incorporan comodidades modernas para una estancia confortable.
Las habitaciones, decoradas con un estilo rústico y elegante, ofrecen un ambiente cálido y silencioso. Algunas cuentan con chimeneas, mobiliario antiguo restaurado y vistas espectaculares al paisaje circundante. La hacienda también dispone de salones para eventos culturales, bodas o reuniones corporativas, con capacidad para albergar a decenas de personas sin perder el carácter íntimo y acogedor que la distingue.
Sabores de la tierra
Uno de los grandes atractivos de San Blas es su propuesta gastronómica. La cocina de la hacienda se basa en recetas tradicionales tlaxcaltecas, utilizando ingredientes locales y de temporada. Entre los platillos más representativos se encuentran los tamales de ceniza, el mole de guajolote, los tlacoyos de alberjón y las sopas de milpa.
Durante los fines de semana o en temporadas especiales, se ofrecen menús temáticos, desayunos campestres al aire libre y degustaciones de pulque y licores artesanales, lo que permite a los visitantes saborear la riqueza culinaria de la región con autenticidad y creatividad.
Actividades para el descanso y la aventura
La Hacienda San Blas promueve una experiencia integral, que va más allá del simple hospedaje. En su entorno se pueden realizar diversas actividades de ecoturismo y recreación: senderismo, ciclismo de montaña, recolección de hongos comestibles (en temporada), talleres de herbolaria y recorridos guiados por los antiguos caminos que conectaban las haciendas del valle tlaxcalteca.
También se organizan actividades enfocadas al bienestar personal, como sesiones de meditación, yoga al aire libre y terapias holísticas. Para quienes buscan una conexión espiritual con la naturaleza, el lugar ofrece un ambiente perfecto, lleno de paz, silencio y energía renovadora.
Turismo cultural en Cuaxomulco y alrededores
Cuaxomulco es un municipio pequeño pero lleno de tradición. En sus inmediaciones pueden encontrarse iglesias barrocas, talleres de textiles artesanales y pequeños museos comunitarios donde se narra la historia local. A unos minutos de la hacienda se encuentra también el acceso al Parque Nacional La Malinche, donde los más aventureros pueden ascender a la cumbre del volcán o explorar sus senderos forestales.
Además, Tlaxcala capital se localiza a menos de una hora en automóvil, lo que permite a los visitantes complementar su estancia con recorridos por el centro histórico, visitas a zonas arqueológicas como Cacaxtla o Xochitécatl, o experiencias culturales como las ferias gastronómicas, danzas tradicionales y presentaciones artísticas que ofrece el estado.
Conservación y conciencia ecológica
Uno de los valores más importantes de la Hacienda San Blas es su compromiso con el medio ambiente. Se han implementado prácticas sostenibles como el uso de energía solar, sistemas de captación de agua de lluvia, separación de residuos y compostaje. Además, la hacienda colabora con proyectos locales de reforestación, apicultura y conservación de flora endémica.
También apoya el desarrollo económico de la comunidad al contratar mano de obra local y adquirir insumos a productores de la zona, fortaleciendo así el tejido social y promoviendo un turismo responsable y con arraigo.
Un refugio lleno de alma
La Hacienda San Blas Cuaxomulco no es solo un lugar para hospedarse: es un refugio donde el tiempo se detiene, donde la historia se entrelaza con el presente y donde la naturaleza abraza al visitante. Es el sitio ideal para quienes buscan autenticidad, descanso y contacto con lo esencial.
Perfecta para escapadas de fin de semana, celebraciones familiares, retiros espirituales o vacaciones culturales, esta hacienda representa lo mejor de la tradición rural tlaxcalteca. Visitar San Blas es llevarse en el corazón un pedazo del México profundo, silencioso y lleno de sabiduría que aún vive en los rincones más serenos del país.
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