Skip to content

Ubicada en el corazón del Pueblo Mágico de Zempoala, Hidalgo, la Hacienda Casa Grande es un monumento histórico que encarna más de un siglo y medio de transformaciones sociales, económicas y culturales. Esta majestuosa edificación, cuya construcción data de 1860, no solo destaca por su arquitectura, sino también por el papel fundamental que desempeñó en la economía regional, especialmente durante el auge del pulque en el Porfiriato.

Hoy en día, la hacienda es un espacio multifuncional que combina historia, cultura y actividades contemporáneas, atrayendo a visitantes nacionales y extranjeros.

Fundador visionario y contexto histórico

La historia de la Hacienda Casa Grande comienza con su fundador, don Cesáreo Enciso, originario de la hacienda de San Pedro Tochatlaco, en el municipio de Tepeapulco, Hidalgo. Tras perder en un juego de cartas la Hacienda de Venta de Cruz, don Cesáreo decidió trasladarse a Zempoala. Aprovechando los terrenos expropiados al clero durante la aplicación de las Leyes de Reforma, adquirió una fracción importante del antiguo fundo conventual y construyó una nueva hacienda con una visión emprendedora: brindar servicios de mesón a viajeros y comerciantes que transitaban entre las rutas del altiplano y el puerto de Veracruz.

Consciente del valor estratégico de Zempoala como punto de paso, don Cesáreo dotó a la hacienda de servicios complementarios que la convirtieron rápidamente en un centro de referencia. Además, su papel en la vida cívica de la región fue significativo: en 1869, al formarse el estado de Hidalgo y establecerse el municipio de Zempoala, él era presidente municipal y donó los terrenos frente a su hacienda para la creación de la plaza principal, rompiendo con la tradición colonial que situaba la plaza frente al templo.

Auge del pulque y expansión

La llegada del ferrocarril en 1880, impulsada por el gobierno de Porfirio Díaz, marcó un antes y un después en la historia económica de Hidalgo. Con este nuevo medio de transporte, el comercio del pulque se disparó. Zempoala, gracias a su altitud y clima propicio para el cultivo de maguey, se convirtió en una región estratégica, albergando más de 15 haciendas pulqueras en un radio de apenas 10 kilómetros. En ese contexto, la Hacienda Casa Grande amplió sus actividades para participar en la producción y distribución de pulque, además de convertirse en proveedora de insumos para otras haciendas.

Durante este periodo de bonanza, don Luis Enciso Escorza —hijo de don Cesáreo— construyó la planta alta del edificio principal. Inspirado en la arquitectura francesa tan popular en el Porfiriato, dotó a la construcción de balcones elegantes que ofrecen vistas al zócalo y a la iglesia de Zempoala, integrando el estilo europeo al entorno tradicional mexicano.

Espacios, arquitectura y detalles históricos

Con una superficie total de 17,000 metros cuadrados, la Hacienda Casa Grande cuenta con una amplia variedad de espacios que evocan su uso original. La planta baja está organizada en torno a un patio con 18 arcos, mientras que la planta alta ostenta 18 balcones, en un diseño simétrico que resalta la grandeza del inmueble. Entre sus instalaciones destacan una capilla, hornos de pan, una panadería tradicional, un tinacal (espacio donde se fermentaba el pulque), caballerizas, una biblioteca familiar y recámaras con mobiliario de época.

El mobiliario original, algunos cuadros religiosos y documentos históricos todavía se conservan, testimonio del esmero de las generaciones posteriores por mantener viva la memoria familiar. Este cuidado permite a los visitantes tener una experiencia cercana a lo que fue la vida cotidiana en una hacienda de finales del siglo XIX.

La Revolución y el declive del sistema de haciendas

La Revolución Mexicana trajo consigo cambios profundos para las estructuras agrarias. La Hacienda Casa Grande, como muchas otras, fue asaltada en diversas ocasiones. No obstante, la familia Enciso logró salvar una parte significativa de su patrimonio ocultando muebles, vajillas, cubiertos y documentos en bodegas y muros falsos. En 1915, don Luis Enciso fue capturado por los carrancistas, y fue liberado tras el pago de un rescate en oro por comerciantes de Pachuca. Este evento marcó el inicio del declive del sistema hacendario tradicional y el fin del auge del pulque.

Reconversión y nuevos usos

Con el fin del sistema hacendario, los propietarios de Casa Grande supieron adaptarse a las nuevas condiciones. En lugar de abandonar la propiedad, decidieron reconvertir sus espacios en fábricas y talleres. Así, la hacienda ha funcionado como fábrica de escobas, textilera, panadería y, más recientemente, como sede de una tienda y cafetería. También se ha convertido en un destino para eventos sociales, bodas, convenciones, talleres y visitas escolares.

Hoy en día, también es un atractivo cinematográfico: sus espacios han sido utilizados como locación para películas, comerciales y series, gracias a su atmósfera única que conjuga elegancia, historia y autenticidad.

Turismo, cultura y tradiciones vivas

La Hacienda Casa Grande es uno de los puntos más destacados del recorrido turístico de Zempoala, declarado Pueblo Mágico en 2020. Además de su valor arquitectónico, los visitantes pueden disfrutar de la rica gastronomía de la región, en la que destacan platillos como el “ximbote”, cocinado en penca de maguey, o los antojitos típicos que se ofrecen durante las fiestas patronales.

El recorrido por la hacienda permite adentrarse en el pasado de Hidalgo, conocer el proceso de producción del pulque y descubrir historias de una familia que ha mantenido viva su herencia durante más de cinco generaciones. En cada rincón se respira la historia de una región que fue eje de la economía nacional y hoy se proyecta al futuro con orgullo de su identidad.

Un sitio lleno de magia y encanto

La Hacienda Casa Grande no solo es un espacio arquitectónico, sino un testimonio tangible de la transformación social, económica y cultural de México. Desde su fundación en el siglo XIX, ha sido protagonista de múltiples etapas: el auge porfirista, la Revolución, la reforma agraria y la modernidad. Hoy, es un puente entre el pasado y el presente, un lugar donde las piedras narran historias y la tradición se renueva cada día.

Hacienda Casa Grande

Comments (0)

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Back To Top